CAE SUSURRANTE
disfrutado oyendo el susurro de un cielo sin nubes,
en la rojéz, del manantial de tu cuerpo,
escucho como cae la llovizna
que cae en serenata de tu boca,
con fuerza y tempestad, llega la vida en gotas
para posarse ebria
una a una en esta carne, en que tiemblo,
cae, cae susurrante,
a los andenes de las entrañas
y viene, en la rosa de los vientos
atada a la herida de tu calma.
Luces del quinto cielo,
Caen, en bruces caen,
mi amado también en otras gavillas
y oscila el lento susurro
de Cristo que se posa en el solar.
Con fuerza y tempestad, el susurro oloroso
cae sobre el verdor de las verdes fosas,
cae en garúa y en llovizna
el susurro calmante de la vida.